Empoderar a la mujer implica concederle poder, autonomía y oportunidades necesarias para que pueda tomar decisiones, influir en su entorno y ejercer control sobre su propia vida. Ya sea en el ámbito personal, social o laboral.
Este proceso busca superar las barreras y desigualdades de género que históricamente han limitado el acceso de las mujeres a recursos, educación, participación política y económica, entre otros aspectos.
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