Caso 1: “lo peor que me pasó fue con un plomero: tengo que abrir el bidé para que salga agua en el lavamanos” (Diego Gómez).
Caso 2: “el que puso el aire era mechudo y tenía los pelos sueltos y cuando estaba haciendo el agujero con la máquina en la pared se acercó mucho y se le agarraron los pelos. Ufff qué situación. Volando al hospital porque se lastimó toda la cabeza y la frente” (Emilia González).
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