Así como compartir gustos y aficiones hace que sea más fácil pasar el tiempo con otra persona, tu casa y tú deben tener afinidad y ser reflejo la una de la otra para que se genere ese espacio armónico que todos queremos habitar. Esto significa que tu casa ideal no debería ser como la de algún famoso, o como las que salen en las revistas con muebles de algún diseñador reconocido. Tu casa debería ser parecida a tí y a nadie más, un espacio único que sólo se logra si eres capaz de conocerte y amarte tal y como eres. Incluyendo esos pequeños defectos como tener poco espacio, techos muy altos o cualquier cosa que quisieras cambiar.
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